Icíar Bollaín aborda en su nuevo proyecto el caso de Nevenka Fernández, quien fue la primera mujer en España en ganar una demanda por acoso sexual contra un político en 2002. A través de su narración, Bollaín busca reflejar el dolor y las dificultades que la exconcejal de Ponferrada enfrentó durante el proceso judicial y los años posteriores. El relato se construye con sumo cuidado y respeto, abarcando desde los momentos más públicos del juicio hasta las vivencias más privadas de Fernández, con la intención de no cometer errores en la representación del sufrimiento de la protagonista.
Sin embargo, esta meticulosidad también se convierte en una limitación para Bollaín. La directora, en su afán de mantener una precisión casi quirúrgica en la reconstrucción de los hechos, parece olvidar añadir una perspectiva o un punto de vista propio a la historia que cuenta. Aunque el enfoque es detallado y respetuoso, algunos críticos argumentan que la falta de una postura más clara por parte de Bollaín impide que la película adquiera una profundidad mayor o una reflexión más amplia sobre el impacto social y político del caso de Fernández.
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