La Policía alemana ha descubierto en 2018 un disco duro y otros objetos cruciales para investigar la desaparición de Madeleine McCann, ocurrida en 2007. El hallazgo se produjo en una fábrica abandonada que pertenecía a Christian Brueckner, el principal sospechoso del caso, localizada en Neuwegersleben. Además de ropa y juguetes de niños, se encontraron elementos inquietantes como máscaras, productos químicos y armas. Este descubrimiento se originó en 2016 cuando un perro encontró lo que parecía ser una tumba, resultando en una búsqueda que, aunque no reveló restos humanos, llevó a agentes a localizar memorias USB y tarjetas de memoria con contenido alarmante.
Las memorias digitales contenían evidencias de la obsesión de Brueckner con los niños pequeños, incluyendo relatos perturbadores sobre cómo drogaba a una madre y su hija y cómo abusaba de una niña rubia de cuatro años. Asimismo, se incautó un ordenador portátil que contenía conversaciones con otros pedófilos en las que manifestaban deseos inquietantes. En el registro, los investigadores también hallaron fotografías de niñas, más de 75 trajes de baño infantiles y armamento de procedencia ilícita. A pesar de la información recabada, las autoridades continúan manteniendo en secreto muchos detalles, aunque creen que el hallazgo refuerza la hipótesis de que Madeleine no sobrevivió a su secuestro. El caso sigue sin resolución, a pesar de los esfuerzos internacionales.
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