El proyecto de construcción de una planta de hormigón en el barrio de Son Malferit, en Palma, provocó un gran revuelo entre los residentes y empresarios locales. Los vecinos, cuyas viviendas están cercanas al lugar propuesto, expresaron su preocupación por el impacto ambiental que la planta podría tener, temiendo un aumento en los niveles de ruido, contaminación y tráfico. Este malestar llevó a varios colectivos vecinales a movilizarse y preparar manifestaciones en oposición al proyecto. La planta estaba prevista en un solar de 2.742 metros cuadrados en la calle Pendola, en una zona caracterizada por la presencia de almacenes e industrias.
Sin embargo, la empresa promotora, Formiroc SL, decidió en noviembre cancelar el plan en Son Malferit tras adquirir una planta ya operativa en otro lugar de Palma. Esta decisión fue informada al Ayuntamiento, aliviando en parte las tensiones con los residentes. A pesar de la cancelación, la Federació d’Associacions de Veïns de Palma y otras entidades habían presentado alegaciones anteriormente, aunque sin éxito ante el Govern balear, que había emitido una declaración de impacto ambiental favorable con condicionantes. El rechazo vecinal subraya la percepción de que este tipo de infraestructura es incompatible con los derechos de quienes habitan en la zona.
Leer noticia completa en OK Diario.