En plena segunda ola de calor que azota a Extremadura, los residentes están adoptando ingeniosas estrategias para combatir las sofocantes temperaturas nocturnas. Con el mercurio sin dar tregua, la creatividad se ha convertido en la mejor aliada de los extremeños. «Congelo una botella de agua y la toco con el pie», explica una habitante local, reflejando cómo la comunidad busca alivio ante el calor inclemente. Este método casero es solo una de las muchas tácticas que se han popularizado para lograr un descanso más llevadero durante las noches tórridas.
Mientras los termómetros continúan registrando cifras inusualmente altas, las autoridades han emitido alertas para prevenir el golpe de calor y fomentar el cuidado de los grupos más vulnerables, como ancianos y niños. En paralelo, los ciudadanos adoptan medidas que van desde el uso de ventiladores y aire acondicionado hasta soluciones más rudimentarias, como cerrar persianas y utilizar ropa ligera de algodón. La colectiva adaptación a esta dura realidad climática se ha convertido en un tema recurrente, destacando la resiliencia de una población acostumbrada a enfrentarse a los desafíos del tiempo extremo.
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