La verificación de la edad en línea ha emergido como un tema caliente en el debate político europeo, especialmente en la esfera de la protección de menores. A medida que se discuten medidas para implementar estas verificaciones, los expertos señalan la importancia de examinar los problemas específicos que se intentan resolver y evaluar la efectividad de las soluciones propuestas.
La conversación gira en torno a tres categorías de riesgos que enfrentan los menores en línea: riesgos de contenido, de conducta y de contacto. Los riesgos de contenido incluyen la exposición a materiales inapropiados, como contenido violento o sexualmente explícito. Los riesgos de conducta se refieren a comportamientos perjudiciales que los adolescentes pueden manifestar, como el ciberacoso. Por último, los riesgos de contacto abarcan interacciones peligrosas, como el grooming.
Expertos critican que las verificaciones de edad obligatorias son ineficaces y excesivas. En lugar de restringir accesos basados en la edad, sugieren una aproximación más completa que contemple el contexto social y ambiental de los menores en línea. El diseño de las plataformas y los entornos digitales, más que la edad misma, influye en los comportamientos de los jóvenes.
Además, la obligatoriedad de subir documentos identificativos para acceder a contenido en línea plantea graves problemas de privacidad y es un obstáculo también para los adultos. Estas medidas pueden ignorar derechos fundamentales de privacidad y expresión, sin ofrecer una protección genuina para los menores.
El marco regulatorio de la Unión Europea está cambiando hacia enfoques basados en la gestión de riesgos, como es evidente con la Ley de Servicios Digitales (DSA). Esta ley indica que las plataformas deben implementar medidas de mitigación sin recurrir a verificaciones de edad. Promover la elección del usuario con opciones claras sobre moderación de contenido y permitir establecer límites personales es un paso en la dirección correcta.
Es crucial proteger la privacidad de los jóvenes limitando la recopilación de datos y prohibiendo la publicidad conductual. Aunque ya se prohíbe la publicidad dirigida a menores basada en comportamiento, se propone una prohibición total para reducir la recolección de datos.
La magnitud del desafío exige un enfoque multifacético. Defender la privacidad, mejorar la autonomía de los usuarios y crear un sistema de moderación que respete todos los derechos son esenciales para navegar el complejo entorno digital actual. La seguridad de los menores en línea requiere no solo herramientas tecnológicas, sino también estrategias que consideren sus derechos y el impacto de decisiones políticas en su desarrollo y bienestar.