El arzobispo de Rabat, Cristóbal López Romero, oriundo de Vélez-Rubio en Almería, es uno de los siete cardenales españoles que participará en el próximo cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco. A pesar de los rumores que lo sitúan como uno de los favoritos, López Romero ha dejado claro que no tiene pretensiones de convertirse en Papa, calificando tal deseo como una «enfermedad mental o espiritual». En una entrevista, bromeó sobre la desmesurada responsabilidad del papel y aclaró que su disponibilidad solo estaría condicionada por la decisión de la Iglesia y sus compañeros cardenales. El cardenal también ha criticado las especulaciones mediáticas sin fundamento y subrayado que muchas veces la lógica no predomina en estas elecciones, recordando el caso del mismo Papa Francisco.
Cristóbal López Romero nació en 1952 en Almería y emigró con su familia a Badalona siendo apenas un bebé, en un contexto de carencias básicas como transporte y servicios públicos. Fue ordenado sacerdote en 1979 y desempeñó misiones en varios países, llegando a ser nombrado arzobispo de la diócesis de Rabat en 2017, y cardenal en 2019. Su trayectoria religiosa y sus humildes orígenes han sido repetidamente destacados por él mismo en entrevistas. La comunidad de Vélez-Rubio celebra su nombramiento como cardenal, considerándolo un honor para el pueblo. En cuanto al próximo cónclave, López Romero señaló que los cardenales trabajarán en delinear un perfil adecuado para quien pueda enfrentar los desafíos actuales de la Iglesia, lo que podría llevar a la elección de un candidato inesperado.
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