La financiación pública para tratamientos oncológicos en España ha experimentado un deterioro significativo en el último año. Solo el 28% de las terapias oncológicas recomendadas por la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) cuentan actualmente con una financiación completa. Esta disminución en la financiación afecta a todos los tipos de tumores, siendo los más perjudicados el cáncer de hígado y el de vejiga, con caídas en el apoyo económico del 35% y 30% respectivamente.
Al mismo tiempo, el informe de Oncoindex.es revela que mientras la financiación declina, el número de nuevos casos de cáncer sigue aumentando en el país. Para este año, se esperan 296.103 nuevos diagnósticos, lo que subraya la urgente necesidad de abordar esta problemática. A lo largo del último año, la puntuación de financiación ha caído de 54 a 51 puntos, mostrando una reducción global del 16% desde 2021, cuando se inició el estudio por la Fundación Alivia. Los descensos son preocupantes, sobre todo en tratamientos especializados como los del linfoma no Hodgkin y la leucemia linfoblástica aguda, que han visto caer su puntuación drásticamente.
En un giro inesperado, Polonia ha igualado el nivel de financiación pública de terapias oncológicas de España, a pesar de tener un nivel de desarrollo económico más bajo. En 2021, Polonia estaba 35 puntos por detrás de España, lo que pone de manifiesto el retroceso en las políticas de apoyo en el país.
Carla Galán, responsable de programas de la Fundación Alivia en España, ha destacado que esta situación refleja un retroceso preocupante y enfatiza la necesidad de presión social para impulsar la mejora en la financiación de tratamientos oncológicos.
El Oncoindex, un informe innovador en España, tiene como objetivo informar a pacientes, profesionales y políticos sobre el estado de la financiación pública para medicamentos oncológicos y hematológicos. Basado en fármacos aprobados por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) en los últimos 15 años, proporciona una lista de tratamientos de eficacia comprobada. Las guías de práctica clínica de la ESMO, que tienen un fuerte reconocimiento, son clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes al ofrecer recomendaciones adaptadas a diversas realidades étnicas y geográficas.