Los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, protagonizaron este domingo la tradicional cabalgata en Madrid, que arrancó con un gran derroche de magia y color en el Paseo de la Castellana. Acompañados por un cortejo de más de 1,500 personas, las tres carrozas reales estuvieron escoltadas por otras nueve, que incluyeron a diez compañías profesionales tanto nacionales como internacionales especializadas en malabares, percusiones, trompetas y banderas renacentistas. A pesar de la amenaza de lluvia, que se mantuvo como una tregua pactada, las calles madrileñas vieron desfilar a los Reyes montados en alegorías del agua, aire y tierra, inspiradas en juguetes victorianos. En la Plaza de Cibeles, Melchor aseguró a los niños que los regalos llegarían a sus hogares, mientras que Baltasar extendió su saludo a las familias damnificadas por las inundaciones causadas por la DANA, recordando el sufrimiento de estas comunidades.
La Estrella de Oriente guió la cabalgata hasta llegar a la céntrica plaza, donde la danza, el circo y la música tomaron protagonismo en un espectáculo que destacó por su diversidad cultural, con la participación de cinco compañías nacionales y cinco internacionales. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, hizo hincapié en el impacto de este evento, subrayando que tenía presente a los afectados por la DANA en la Comunidad Valenciana, quienes, en sus palabras, «merecen todos los regalos del mundo». Los discursos de los Reyes no olvidaron esta realidad, con Melchor agradeciendo las cartas de los niños que pensaron en Valencia. Durante todo el recorrido, más de 1,200 kilos de caramelos fueron lanzados a los pequeños que esperaban ansiosos a los bordes del paseo, vibrando con los gritos de «¡Aquí, aquí!». La cabalgata, además de ser un espectáculo de ilusión, representó un momento de solidaridad y esperanza, reflejando el poder unificador de esta tradición.
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