En Valencia, la solidaridad ha cobrado protagonismo tras las catastróficas consecuencias de la última dana que ha azotado la región. Miles de valencianos se han presentado como voluntarios, formando una extensa fila alrededor del icónico lago del Museo de Las Ciencias de Valencia. Entre ellos, están Elsa, Yolanda y Ainhoa, compañeras de trabajo armadas con pozales y rastrillos, movidas por el deseo de ayudar a los afectados. «Nos podía haber pasado a cualquiera», comenta Elsa, reflejando un sentimiento compartido de solidaridad y empatía. La Generalitat ha organizado un operativo de transporte para trasladar a los voluntarios hacia las áreas más afectadas, mientras las autoridades instan al uso de mascarillas y guantes para prevenir cualquier riesgo de infección debido al agua estancada y el barro.
La respuesta ciudadana ha sido tan masiva que las previsiones iniciales de llenar 50 autobuses con 50 personas cada uno han sido superadas. Luz María, de 16 años, y su padre Alfonso, junto a muchas otras personas de todas las edades, han respondido al llamado bajo la consigna de que ayudar es lo más importante ante la desgracia que ha cobrado la vida de más de 200 personas. La vicepresidenta de la Generalitat, Susana Camarero, lidera el dispositivo que evidencia una vez más la capacidad de organización y el carácter solidario de la comunidad valenciana. Los voluntarios, desde tempranas horas de la mañana, reflejan el espíritu de una comunidad que se une en los momentos de mayor necesidad, recordando que, aunque los recursos económicos puedan ser limitados, nunca faltan las manos dispuestas a colaborar.
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