El huracán Helene ha dejado sin suministro eléctrico a 500,000 habitantes en Florida, tras provocar intensas lluvias, vientos y tormentas, afectando también a Georgia y Carolina del Norte. Aunque se espera que toque tierra en las próximas horas, ya ha mostrado su fuerza destructiva como huracán mayor de categoría 4, superando velocidades de 209 kilómetros por hora. Más de 30 condados en Florida han emitido órdenes de evacuación, y autoridades locales han instado a los residentes que se nieguen a evacuar a marcarse con rotuladores permanentes para ser identificados en caso de tragedia. La región costera del Big Bend se prepara para una marea «catastrófica y potencialmente imposible de sobrevivir», y las escuelas y oficinas permanecen cerradas.
El presidente Joe Biden ha preparado la declaración de estado de desastre en los estados afectados y ha enfatizado la gravedad de la situación, mientras que el gobernador Ron DeSantis ha declarado el estado de emergencia en Florida. Además, la tormenta ha causado la cancelación de más de mil vuelos y retrasado casi dos mil, principalmente en el aeropuerto de Tampa. Se prevé que los cortes de energía persistan durante días o incluso semanas. Antes de llegar a Estados Unidos, Helene causó daños significativos en las Islas Caimán, Cuba y México, donde las olas alcanzaron hasta cinco metros de altura y las inundaciones dañaron cultivos y viviendas. Mientras tanto, en la costa del Pacífico, el huracán John ha vuelto a inquietar a los meteorólogos tras recuperar fuerza y convertirse nuevamente en una tormenta tropical.
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