La confrontación entre Argentina e Italia en el ámbito del tenis mostró el espíritu competitivo y la tradición de ambos países en este deporte. Argentina tenía razones para ilusionarse tras el sólido triunfo de Cerúndolo sobre Musetti. Sin embargo, la tarea de asegurar un pase a semifinales dependía de su desempeño en los partidos dobles. A pesar de los esfuerzos argentinos, Italia demostró ser un oponente formidable gracias al dinamismo de Jannik Sinner, quien no solo logró una victoria aplastante sobre Baez, sino que también se asoció con Berrettini para asegurar un triunfo en el partido de dobles, minimizando cualquier posibilidad de un levantamiento argentino en la serie.
Sinner, quien ha tenido un año sobresaliente en el circuito, hizo alarde de su excelencia en la pista dura, donde su velocidad y precisión desarmaron por completo a Baez. Su capacidad para tomar decisiones rápidas en situaciones críticas consolidó su posición como uno de los tenistas más temidos en la actualidad. Finalmente, no solo fue su habilidad individual la que brilló, sino también su capacidad para trabajar en equipo con Berrettini, llevando a su equipo al triunfo y dejando a Italia a tan solo dos victorias de obtener otra Ensaladera. La victoria fue celebrada con entusiasmo por los espectadores italianos presentes, que vitorearon el nombre de su nación mientras Sinner se consolidaba como una pieza clave en el éxito del equipo.
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