La violencia en Sinaloa ha alcanzado un nuevo pico de intensidad coincidiendo con las celebraciones del Día de la Independencia, que fueron suspendidas por el gobierno estatal debido a la creciente inseguridad. Durante la jornada más reciente, los enfrentamientos entre las facciones rivales de Ismael «El Mayo» Zambada y Los Chapitos, herederos de Joaquín «El Chapo» Guzmán, dejaron un saldo de 14 personas asesinadas, el mayor número de víctimas durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Rubén Rocha, gobernador de Sinaloa, proclamó desde un balcón del Palacio de Gobierno ante una plaza vacía, destacando la gravedad de la situación. Además, enfrentamientos entre civiles armados y las Fuerzas Armadas en Culiacán se saldaron con la muerte de un militar, exacerbando aún más la ya delicada situación.
Las acciones violentas se extendieron a varias regiones del estado, incluyendo incidentes en Elota y bloqueos en la carretera entre Durango y Mazatlán. Cibertaques a sitios web institucionales y hallazgos de cuerpos ejecutados en las calles intensifican un ambiente de temor generalizado. Desde el reinicio de hostilidades a principios de la semana pasada, se han registrado 33 asesinatos y decenas de desaparecidos, evocando recuerdos de las sangrientas pugnas entre carteles en el pasado. La ciudadanía vive en un estado de psicosis, temerosa incluso en sus propios hogares ante las incursiones de los grupos criminales, mientras las fuerzas del orden tratan de controlar la situación y el gobierno federal llama a mantener la calma y evitar la difusión de información no verificada.
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