Madrid se prepara para sumar una llamativa colección de arte urbano a su vasto patrimonio, con la introducción de un conjunto de siete fuentes ornamentales que no solo homenajean el escudo de la Villa, sino que ofrecerán una nueva perspectiva visual desde las alturas. Estas fuentes, inspiradas en las siete estrellas que adornan el emblema madrileño, se ubicarán estratégicamente en diversos distritos, replicando la disposición de la constelación de la Osa Mayor.
El escudo de la capital, con raíces medievales, se ha ido transformando a lo largo de los siglos hasta alcanzar su configuración actual en 1967. Este emblema, rico en simbolismo, exhibe un madroño y un oso bajo una franja azul que alberga siete estrellas plateadas, representando la citada constelación.
Las fuentes, que llevarán los nombres de cada una de las estrellas de la Osa Mayor —Dubhe, Merak, Phecda, Megrez, Alioth, Mizar y Benetnasch—, son una iniciativa del Ayuntamiento a través del Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, liderada por Borja Carabante. Este proyecto busca destacar la «cultura del agua», un elemento distintivo en el paisaje urbano de Madrid.
La distribución de estas piezas comienza con Benetnasch, situada en las cercanías del metro Colonia Jardín en el distrito de Latina, siendo el primer punto de contacto del recorrido celeste-terrestre. En Moncloa-Aravaca, Mizar complementará el trazado, ubicado entre las calles Hexágonos y Cuesta Nueva. Seguirán Alioth en Arganzuela, representada en el parque de la Chimenea; Megrez en Retiro, cerca del barrio Niño Jesús; Dubhe en San Blas-Canillejas; y finalmente, las bases del carro serán Phecda en Puente de Vallecas, y Merak en Vicálvaro.
Cada fuente, uniformemente diseñada, presentará un volumen heptagonal de cinco metros de diámetro, aludiendo a las siete celestiales luces, con una estrella de hormigón blanco pulido en su centro por donde fluye el agua. Alrededor de estas estructuras se reordenará el espacio para mejorar el ambiente y la percepción sensorial de los ciudadanos.
Con 560 instalaciones hidráulicas ya dispersas, Madrid se erige como una de las metrópolis europeas con más fuentes ornamentales. Estas no solo embellecen el panorama urbano, sino que también juegan un papel crucial en la moderación del clima local, proporcionando alivio térmico y mitigando el fenómeno de isla de calor tan común en grandes ciudades.
La integración de estas siete nuevas fuentes promete no solo enriquecer el ambiente artístico de la ciudad, sino también reforzar el vínculo de los madrileños con su historia y su identidad a través de un proyecto que, al igual que el escudo que homenajea, mira hacia el cielo en busca de inspiración.