La noche de ayer en el anfiteatro Grec de Barcelona, en el marco del festival de verano, se vivió una velada cargada de emoción y simbolismo con la representación de «Ihsane» del notable coreógrafo Sidi Larbi Cherkaoui. La obra, aclamada por el público barcelonés, logró fusionar de manera poderosa la tradición y la modernidad al sumergirse en la esencia de la cultura árabe bereber y en las complejidades de una identidad mestiza. Con un discurso reivindicativo de la diversidad de género y la causa palestina, el montaje impactó al plasmar en escena la tragedia de Gaza mediante imágenes evocadoras y simbólicas, como las banderas palestinas teñidas de sangre. La representación abordó además la reciente catástrofe del terremoto en Marruecos, con escenas conmovedoras de dolor y pérdida.
El espectáculo, a pesar del clima caluroso que provocó pequeños incidentes en el público, fue recibido con calurosos aplausos. A lo largo de la función, las múltiples referencias culturales se entrelazaron en una narrativa visual que incluyó desde lecciones de lengua árabe hasta impactantes alusiones al sacrificio y la espiritualidad. La ambiciosa propuesta de Cherkaoui, aunque criticada por algunos por su densidad simbólica, destacó por una escenografía cautivadora que evocaba cuentos de «Las Mil y Una Noches» y por una música en vivo conmovedora. Los bailarines, en su ejecución, lograron una sinergia mágica, recreando caligrafías con sus manos y deleitando con danzas de sombras que destacaron sobre la cantera del Grec, concluyendo con un efecto visual de tormenta de arena que selló con belleza el final de la obra.
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