La transición de la Cuarta Transformación en México ha centrado su enfoque en el panorama económico, dejando atrás las batallas políticas iniciales. Al asumir Claudia Sheinbaum en 2024, el reto principal será el desarrollo económico en un país donde el poder político y económico se han distanciado. Andrés Manuel López Obrador logró separar estos poderes, pero la inversión privada ha disminuido, un desafío significativo para reducir la pobreza de manera sostenible. Mientras que los incrementos en el salario mínimo y los programas sociales han alivianado la miseria, estas medidas son limitadas y no sostenibles a largo plazo sin el apoyo empresarial. El sector privado, que genera la mayor parte del PIB y de los empleos, se muestra reacio a invertir bajo el esquema actual.
Sheinbaum ha buscado disminuir la polarización con propuestas que fomenten el poder adquisitivo de los sectores populares y un mercado interno robusto. Sin embargo, factores externos, como el clima de incertidumbre global, complican este esfuerzo. La inversión extranjera crece, pero aún es insuficiente en comparación con la inversión nacional. El reto para Sheinbaum será crear un equilibrio adecuado entre el poder político y la economía real, facilitando un entorno en el que los empresarios se sientan motivados a invertir. Morena tiene garantizada su presencia política, pero para que la Cuarta Transformación sea efectiva, necesita fomentar una verdadera alianza entre el sector público y privado, evitando el estancamiento económico.
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