La administración de Claudia Sheinbaum ha lanzado un ambicioso plan de reestructuración financiera para Pemex, la petrolera más endeudada del mundo. Con el respaldo de la Secretaría de Hacienda y la banca de desarrollo, se ha creado un vehículo de inversión de 250.000 millones de pesos, que involucra tanto a la banca pública como privada, destinado a proyectos estratégicos de Pemex y al pago de proveedores. Este nuevo instrumento, garantizado por el Gobierno federal, busca disminuir el costo del financiamiento. Se proyecta que, para 2027, Pemex pueda financiar sus operaciones sin requerir apoyo gubernamental, anticipándose la reducción de su deuda a 77.300 millones de dólares para 2030. Además, se ha emitido una deuda por 12.000 millones de dólares a través de Eagle Funding LuxCo, atrayendo gran demanda global y permitiendo financiar vencimientos con mayor flexibilidad.
Paralelamente, Pemex enfrenta desafíos significativos con una deuda de 98.800 millones de dólares y obligaciones a corto plazo de 23.800 millones. La petrolera adeuda también a sus proveedores, principalmente del sureste mexicano, quienes han expresado preocupación por los pagos retrasados. No obstante, el Gobierno ha realizado constantes inyecciones de capital para honrar sus compromisos, sumando 94.500 millones de pesos en el segundo trimestre, según informes de la empresa. En el ámbito operativo, Pemex reportó una disminución de 8,6% en la extracción de crudo, pero logró un aumento del 11% en el procesamiento, gracias a la refinería Dos Bocas. Con planes de cooperación mixta con empresas privadas en desarrollo, Pemex intenta reavivar su producción, mientras lucha por estabilizar su complicada situación financiera.
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