La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha completado sus primeros dos meses en el cargo con la introducción de medidas clave para su administración, incluyendo el Plan Nacional Hídrico, diseñado para gestionar el agua de manera sustentable, y un decreto orientado a garantizar la igualdad de oportunidades para las mujeres. Estas iniciativas subrayan su compromiso con el desarrollo sostenible y la igualdad de género, pilares fundamentales de su agenda política. Sin embargo, el inicio de su gobierno no ha sido exento de desafíos significativos, entre los que destaca una creciente ola de violencia que sacude a diversas regiones del país.
A pesar de haber presentado una nueva estrategia de seguridad el pasado 8 de octubre, la violencia continúa siendo una preocupante constante que ha manchado el arranque de su administración. Sheinbaum se enfrenta a la compleja tarea de equilibrar estas crisis inmediatas mientras persigue sus objetivos políticos a largo plazo. La situación de seguridad representa un enorme reto para su liderazgo y para su capacidad de fortalecer las instituciones en un país que sigue luchando contra la inseguridad. En los próximos meses, será crucial ver cómo su gobierno responde a estas amenazas y si puede convertir sus promesas en resultados tangibles para la población.
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