Tras las intensas mesas de negociación, los acuerdos entre México y Estados Unidos para mitigar las amenazas arancelarias de Donald Trump han comenzado a rendir frutos importantes para ambos países. México ha reportado decomisos históricos de fentanilo, mientras que Estados Unidos ha incrementado sus esfuerzos para frenar el tráfico de armas hacia tierras mexicanas. Un operativo reciente de la CBP en el Puente Internacional Del Río, Texas, resultó en la incautación de un cargamento ilícito que incluía rifles de asalto, cargadores y cartuchos, evidencia de la eficaz colaboración binacional. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, reconoció el logro de su vecino, subrayando así la cooperación para frenar el flujo de armas estadounidenses a México, que regularmente terminan en manos de los carteles.
La amenaza de aranceles de Trump no solo obligó a México a reforzar sus acciones contra el tráfico de drogas y la inmigración irregular, sino que también generó un compromiso de Washington para abordar el problema del trasiego de armas. El acuerdo también llevó a la implementación de la Operación Frontera por parte de la presidencia de Sheinbaum, involucrando el despliegue de cientos de elementos de la Guardia Nacional en la línea divisoria. Por el lado estadounidense, la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) ha admitido la alarmante realidad de que un significativo porcentaje de las armas del crimen organizado mexicano provienen del otro lado de la frontera. Esta problemática evidencia la magnitud de una crisis que afecta profundamente a ambos países y que, a través de estos nuevos acuerdos, buscan mitigar para garantizar la seguridad en la región fronteriza.
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