En un hallazgo que desafía las percepciones históricas, un equipo de investigadores ha localizado a 3.000 metros de profundidad en la Antártida los restos de un barco que se creía era el mejor de su tiempo. El descubrimiento, realizado en 2022, ha puesto en duda la reputación de la embarcación, considerada una maravilla de la ingeniería polar en su época. Según los científicos, las condiciones del naufragio revelan fallas estructurales inesperadas que no solo cuestionan la excelencia técnica atribuida al buque, sino también las capacidades de gestión de riesgos en expediciones polares históricas.
Tras llevar a cabo un meticuloso análisis de los restos, los expertos revelan que el barco presentaba deficiencias significativas, tanto en su diseño como en su resistencia a las extremas condiciones del hielo antártico. Estas nuevas evidencias ofrecen una perspectiva más crítica sobre la narrativa establecida en torno a la embarcación y sugieren que otros elementos, como la falta de preparación y previsión humana, pudieron haber contribuido a su trágico destino. El descubrimiento no solo reescribe parte de la historia marítima polar, sino que también invita a una revisión de cómo se han interpretado las hazañas de exploración pasadas en contextos extremos.
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