Las cenas de empresa y las reuniones familiares y de amigos a menudo están acompañadas por un alto consumo de alcohol en nuestra cultura. La popular frase «voy a beber más que los peces en el río» refleja esta tendencia, pero no se mencionan suficientemente las consecuencias negativas que el alcohol puede tener sobre las relaciones interpersonales y sexuales durante estas festividades. Según un informe del Ministerio de Sanidad, casi el 10% de los españoles entre 15 y 64 años consume alcohol diariamente, lo que pone de relieve la importancia de entender sus efectos no solo en la salud, sino también en el ámbito de la intimidad. En respuesta a esta problemática, se está gestando una tendencia que promueve el sexo sobrio o «sober sex», la cual resalta la búsqueda de una intimidad más consciente e intencional, sin la influencia de sustancias.
Este movimiento hacia prácticas más sobrias se alinea con una cultura del bienestar que prioriza la claridad mental, la conexión emocional y el bienestar físico. Elisabeth Neumann, sexóloga y directora de Investigación de Usuarios de Lovehoney Group, aboga por el cambio hacia interacciones íntimas más auténticas y presentes. En un contexto donde el 58,3% de los adolescentes de Barcelona asocia el consumo de alcohol con relaciones sexuales poco responsables, esta tendencia desafía las normas sociales que vinculan el alcohol con la diversión, sugiriendo que estas influencias pueden comprometer el consentimiento, la comunicación y el disfrute. El sexo sobrio aparece como una alternativa para experimentar sensaciones físicas intensificadas y fortalecer vínculos emocionales, promoviendo encuentros sexuales más satisfactorios y auténticos.
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