Los mocos en niños, si bien son una respuesta común del cuerpo a virus, bacterias o alérgenos, pueden a veces ser indicativos de problemas más serios. La doctora Raquel Fernández, jefa de Servicio de Pediatría de Quirónsalud Bizkaia, destaca la importancia de reconocer ciertas señales de advertencia que requieren atención médica urgente.
La respiración acelerada, el esfuerzo visible al respirar y las dificultades para alimentarse son señales que los padres no deben pasar por alto. «Cuando un bebé no puede respirar adecuadamente debido a la congestión, y enfrenta dificultades en la alimentación —ya sea con pecho o biberón— mostrando además signos de fatiga, es crucial considerar acudir a urgencias si el pediatra no está disponible de inmediato», indica Fernández.
Para manejar la mucosidad en el hogar, algunos métodos efectivos incluyen los lavados nasales con suero fisiológico o hipertónico, que facilitan la eliminación de los mocos. Asimismo, el uso de nebulizadores de suero está ganando popularidad, ya que su capacidad para humedecer el aire inhalado ayuda a movilizar las secreciones más densas en la cavidad nasal, garganta y bronquios.
Aunque por sí solos los mocos no suelen ser una emergencia, su combinación con dificultades respiratorias, problemas de alimentación o fatiga en el niño, eleva la necesidad de una consulta médica. La atención cuidadosa y la implementación de estas simples medidas en casa pueden marcar una diferencia significativa en el bienestar infantil.