En una extensa entrevista publicada en el canal de YouTube Dollar Talks, el eurodiputado y activista Alvise Pérez ha trazado con claridad su visión sobre la situación política y social de España. Bajo el título «Se acabó la fiesta», Pérez reafirma su voluntad de romper con el sistema partidista tradicional, al que tacha de corrupto, clientelar y alejado de los intereses reales de los ciudadanos.
El encuentro, de casi dos horas, ofrece un retrato directo y sin filtros del político sevillano, que ha pasado de ser un outsider en redes sociales a liderar un movimiento con más de 800.000 votos en las elecciones europeas. En sus propias palabras: “Yo no soy un político. Soy un español harto”.
Contra la partitocracia y los medios
Durante la entrevista, Pérez reiteró una de sus principales tesis: los partidos políticos, los medios de comunicación tradicionales y las estructuras del Estado forman un “sistema de extorsión” destinado a perpetuarse a costa del dinero público. Asegura que su entrada en política obedece al deseo de desmantelar esas estructuras desde dentro, denunciando sus abusos y prácticas opacas.
“No vine a hacer lo mismo que los demás”, afirmó, señalando que ha hecho públicos sus ingresos como eurodiputado, los ha sorteado o donado, y que sigue financiando su actividad política con recursos propios y aportaciones ciudadanas. Criticó duramente que “el sistema está diseñado para criminalizar a quien lo denuncia” y añadió que es víctima de constantes campañas de desinformación.
Un discurso antisistema, pero con estrategia
Aunque sus detractores lo acusan de populismo, Pérez subraya que su proyecto se basa en hechos, transparencia y propuestas concretas. Entre ellas, destaca la eliminación de las diputaciones provinciales, la fusión de municipios pequeños para ahorrar gasto público, y la implantación de un “paraíso fiscal de la vivienda” para jóvenes mediante recortes fiscales y liberalización de suelo.
También insiste en que los partidos tradicionales, incluidos Vox y el Partido Popular, han fallado en su labor de oposición, acusándoles de haber “vivido del sistema durante décadas”. De hecho, lamentó que líderes como Santiago Abascal o Alberto Núñez Feijóo se nieguen a debatir con él. “Tienen miedo. No quieren sentarse conmigo porque saben lo que sé”, aseguró.
Pandemia, vacunas y censura
Pérez, que saltó a la notoriedad durante la pandemia por sus críticas al confinamiento y a la gestión sanitaria, reiteró sus dudas sobre las vacunas contra la COVID-19 y criticó la censura en redes sociales. Citó incluso a Mark Zuckerberg, alegando que el gobierno español presionó a Meta para suprimir contenido crítico.
“No soy antivacunas”, puntualizó, “pero lo que se nos vendió no era una vacuna tradicional, y muchos jóvenes han sufrido consecuencias graves que nadie quiere investigar”.
Inmigración y seguridad
Otro eje central de su discurso fue la inmigración. Denunció lo que considera una entrada masiva y descontrolada de personas “que no comparten los valores democráticos”, especialmente procedentes de países africanos. Ligó esta situación al aumento de agresiones sexuales y ataques homófobos en España, datos que, según dijo, “se están normalizando sin una reacción política firme”.
Abogó por deportaciones masivas y una política migratoria centrada en países iberoamericanos, con los que, según él, España comparte valores, idioma e intereses estratégicos.
Aspiraciones presidenciales
Alvise Pérez no ocultó sus ambiciones: “Quiero ser presidente del Gobierno de España en menos de siete años”, sentenció. Pero aclaró que no quiere vivir de la política, sino utilizar su paso por las instituciones como herramienta para transformar el país desde la raíz. “Si llego y cumplo, me vuelvo a casa. No tengo interés en perpetuarme”.
Entre sus planes está formar listas electorales con ciudadanos ajenos al mundo político, especialmente profesionales de sectores humildes como camioneros, obreros o policías, a los que considera “la verdadera España” y los más aptos para gobernar con sentido común.
Contexto internacional: paralelismos y advertencias
El fenómeno que encarna Alvise Pérez no es nuevo en el panorama político global. En América Latina, figuras como Javier Milei en Argentina o Nayib Bukele en El Salvador han escalado posiciones políticas desde un discurso combativo, liberal en lo económico y contrario a las élites tradicionales. Ambos han conseguido llegar al poder rompiendo el tablero ideológico clásico.
Sin embargo, también han recibido críticas por una gestión personalista del poder o por ciertas decisiones autoritarias, lo que lleva a analistas a plantear una incógnita: ¿podrá Alvise mantener la coherencia entre lo que denuncia y lo que construya, en caso de alcanzar más poder?
Un movimiento que crece, pese al veto mediático
A pesar del bloqueo en medios tradicionales, Pérez mantiene una altísima repercusión en redes sociales. Asegura que su comunidad es autosuficiente, y que seguirá publicando pruebas de corrupción a través de plataformas digitales o medios internacionales.
Para él, la batalla política está también en el campo cultural: “España necesita recuperar su orgullo, proteger a sus jóvenes, castigar a los corruptos y devolver la libertad a sus ciudadanos. Yo solo soy el altavoz de esa indignación.”
Y concluyó con un mensaje directo a la juventud: “No os rindáis. Sois la generación más valiente de la historia reciente de España. Levantemos este país. Se acabó la fiesta.”