La entidad educativa en cuestión ha establecido alianzas con grandes empresas tecnológicas como Google y Lenovo, buscando mejorar su imagen pública y reforzar su presencia en el mercado educativo. Estas colaboraciones estratégicas le han permitido proyectar una apariencia de modernidad y solidez, aprovechando la reputación y los recursos de estos gigantes de la tecnología. Sin embargo, detrás de esta fachada, se esconden diversas irregularidades financieras que empañan su operación, las cuales incluyen maniobras de quiebras de dudosa legitimidad que plantean serios interrogantes sobre su gestión.
A pesar de las asociaciones con estas compañías reconocidas, la institución enfrenta un creciente escrutinio debido a las repetidas acusaciones de mala administración y posibles violaciones legales. Las irregularidades detectadas no solo impactan su integridad financiera, sino que también amenazan su credibilidad ante estudiantes, padres, y la comunidad educativa en general. Estas controversias han suscitado una alerta acerca de sus prácticas internas, llamando la atención sobre la necesidad de una revisión y regulación más exhaustiva que garantice el cumplimiento normativo y una gestión ética.
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