En un acalorado escenario político previo a las elecciones en Alemania, el canciller Olaf Scholz ha lanzado una contundente respuesta al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, rechazando cualquier injerencia extranjera en el sistema democrático alemán. En su discurso durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, Scholz arremetió contra el apoyo de Vance al partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), criticando la trivialización de los crímenes del nacionalsocialismo por parte de dicho partido. Scholz subrayó que la democracia alemana se basa en la memoria histórica y la defensa de las instituciones que protegen la libertad frente a radicales antidemócratas, asegurando que Alemania no tolerará influencias externas en sus elecciones y en la formación de opinión pública.
La polémica se intensifica con el reciente discurso de Vance, que sugirió que la verdadera amenaza a la democracia europea proviene del propio continente, poniendo en tela de juicio las restricciones a partidos populistas como la AfD y criticando la anulación de unas elecciones en Rumanía. Esta perspectiva ha generado malestar entre líderes europeos, mientras que en Alemania la mayoría de los partidos rechazan cualquier cooperación con la extrema derecha. En una tensa coyuntura electoral, Scholz, quien busca reelegirse como canciller, ha reiterado la exclusión de la AfD de decisiones políticas, mientras el líder conservador Friedrich Merz, en conversaciones privadas, expresó su desacuerdo con el enfoque de Vance, viendo en él un trato inadecuado hacia Europa y Alemania.
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