El canciller alemán Olaf Scholz ha reanudado el diálogo con el presidente ruso Vladímir Putin, rompiendo así un silencio que había perdurado desde diciembre de 2022. La conversación, que se prolongó cerca de una hora, tuvo como principal objetivo instar a Putin a negociar una «paz justa y duradera» en Ucrania, al tiempo que demandó el fin de la agresión rusa y el retiro de tropas del territorio ucraniano. Desde el Kremlin, Putin subrayó que cualquier acuerdo debe reconocer las «nuevas realidades territoriales» y tener en cuenta las preocupaciones de seguridad rusas. Este acercamiento diplomático ocurre en medio de un complejo escenario político internacional y a pocos meses de las elecciones anticipadas en Alemania, donde la postura hacia Rusia se perfila como un tema de campaña crucial.
La iniciativa de Scholz no ha estado exenta de críticas, especialmente por parte del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, quien considera que el diálogo solo favorece a Rusia al aliviar su aislamiento internacional. Este gesto diplomático coincide con un momento de cambio en la política estadounidense tras la elección de Donald Trump, quien podría alterar la disposición de ayuda a Ucrania. Scholz, enfrentando presiones internas y externas, busca mantener un delicado equilibrio: aumentar el apoyo militar a Ucrania sin provocar una escalada del conflicto y preservar la unidad europea. A nivel nacional, el canciller maniobra entre las expectativas del electorado alemán, donde la simpatía hacia Rusia aún persiste en algunas facciones, y la política de seguridad de Alemania como aliado firme de Occidente. La continuidad de este diálogo y sus posibles implicaciones quedan en el aire, mientras Europa observa con cautela el desenlace de este acercamiento.
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