En una emotiva ceremonia celebrada este martes, la vicealcaldesa de Madrid y delegada de Seguridad y Emergencias, Inma Sanz, rindió homenaje a dos héroes caídos, los policías nacionales Marcelino Clemente Vaquero y José Ángel Requena Duarte, asesinados hace 41 años por el grupo terrorista GRAPO en el distrito de Carabanchel. El acto contó con la presencia del concejal de Carabanchel, Carlos Izquierdo, familiares de las víctimas y compañeros del cuerpo policial, quienes se unieron en un emotivo tributo en el que se descubrió una placa conmemorativa.
La ceremonia se llevó a cabo en el cruce del Camino Viejo de Leganés con la avenida de Oporto, el mismo lugar donde ocurrió el trágico suceso el 2 de enero de 1984. Durante el homenaje, Sanz subrayó la importancia de recordar el sacrificio de aquellos que han dado su vida al servicio de la seguridad y la paz de la comunidad. «Debemos recordar lo que sucedió para comprender quiénes somos», afirmó la vicealcaldesa, quien también destacó la relevancia de «mantener vivo nuestro recuerdo de las víctimas y nuestro rechazo al terrorismo y a toda forma de violencia política».
El acto comenzó con las palabras de Sanz, quien recordó a los agentes caídos como ejemplos de valentía y dedicación. La placa, que fue bendecida por el párroco de San Vicente de Paúl, se suma a una red de homenajes en la ciudad, que según la vicealcaldesa, «forman una constelación de la memoria, una señal de que esta ciudad no olvida de dónde viene ni a quienes dieron la vida por sus vecinos».
Marcelino Clemente Vaquero, de 27 años, y José Ángel Requena Duarte, de 24 años, fueron emboscados mientras estaban a bordo de su vehículo en un semáforo cuando un miembro del GRAPO abrió fuego. Requena Duarte murió en el acto, mientras que Clemente Vaquero falleció más tarde en el hospital. Ambos dejaron atrás a sus familias, con Requena siendo padre de un niño y Clemente de dos niñas.
El evento concluyó con un minuto de silencio en honor a los policías caídos, seguido de un cálido aplauso por parte de los asistentes, que se comprometieron a mantener viva la memoria de estos héroes. La ciudad de Madrid reafirma así su compromiso con el recuerdo de los que sacrificaron su vida por la seguridad de todos, un recordatorio del doloroso pasado que se convierte en pilar para un futuro de paz.