En su reciente toma de posesión, Donald Trump confundió a España con uno de los países BRICS y criticó su gasto en Defensa, planteando aranceles como medida de presión. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aseguró que España alcanzará el 2% de inversión del PIB en Defensa para 2029, respondiendo así a las críticas. Aunque España es el décimo mayor contribuyente a la OTAN, su inversión del 1,28% la sitúa entre los últimos en términos porcentuales, al nivel de países como Eslovenia o Luxemburgo. Sánchez, en la CNBC desde Suiza, subrayó un incremento del 70% en la inversión defensiva en la última década, reafirmando su compromiso con la seguridad colectiva, aunque el secretario general de la OTAN y Trump proponen porcentajes mucho más altos, de hasta un 5%.
Simultáneamente, la política de defensa ha escalado en prioridad dentro de la Unión Europea, según declaraciones del presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, y de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Bruselas, a pesar de las tensiones, no busca romper con Washington dado que el comercio transatlántico representa un 30% del intercambio mundial. Von der Leyen aseguró que la UE mantendrá un enfoque pragmático, defendiendo sus valores en la negociación con EE.UU. y también con China. Frente al retiro de EE.UU. del Acuerdo de París, Von der Leyen destacó la inversión militar como una urgencia para Occidente, con España intentando mejorar su posición en esta nueva dinámica geoestratégica impulsada por la vuelta de Trump.
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