El presidente del Gobierno ha intensificado el enfrentamiento ideológico respecto a la energía nuclear, acusando al Partido Popular de alinearse con los intereses de los «ultrarricos». Esta declaración forma parte de un discurso más amplio en el que critica las políticas energéticas de la oposición, sugiriendo que favorecen a las élites económicas en lugar de a la ciudadanía. Esta táctica, aparentemente diseñada para movilizar a su base y desviar la atención de otros temas críticos, subraya el creciente conflicto político sobre el futuro de la energía en el país. A la par, el debate se enmarca en un contexto de transición energética y presiones económicas globales.
Mientras tanto, el presidente ha logrado esquivar las demandas de explicaciones sobre el reciente aumento en el gasto militar. Esta evasiva ha dejado a la oposición y a algunos sectores de la sociedad cuestionando la transparencia y las prioridades del Gobierno en un momento de tensiones internacionales. Con la retórica centrada en las nucleares, el presidente parece intentar controlar la narrativa mediática y evitar un escrutinio detallado sobre las decisiones en defensa, al tiempo que promueve una agenda progresista en materia energética.
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