En Aragón, la lucha por el liderazgo del PSOE se intensifica entre las filas de los sanchistas y los seguidores del actual secretario general regional, Javier Lambán, cuya etapa al frente del partido está llegando a su fin. Lambán, que no se presentará a las elecciones del próximo año, ha sido una figura central desde 2012, pero su sucesión está lejos de ser pacífica. Desde Ferraz, la federación de Huesca apoya la candidatura de Pilar Alegría en un intento por desbancar al legado del actual líder. Las tensiones no son nuevas y tienen su origen en las primarias de 2017, cuando Lambán venció a Carmen Dueso, la candidata de Sánchez, por un estrecho margen. El malestar ha aumentado con el tiempo, especialmente tras la imposición de Rosa Serrano al Senado por parte de Madrid, ignorando el apoyo unánime a Isabel García en Aragón.
El conflicto se agrava en un momento crítico, con la financiación autonómica en el centro del debate. Mientras el PSOE de Aragón, con el respaldo de Lambán, rechaza el acuerdo entre socialistas catalanes y Esquerra Republicana, y aboga por un frente común con otras formaciones políticas como el PP y el PAR para tumbar el cupo catalán, los sanchistas de Huesca mantienen una actitud desafiante. Se niegan a retirar mociones sobre financiación autonómica, apostando por una reunión bilateral exclusiva entre Aragón y Moncloa. Esta postura, a contracorriente del resto del partido, plantea un modelo de financiación singular para Aragón. La disputa interna evidencia una fractura profunda en el socialismo aragonés que refleja divergencias en asuntos clave, como la gestión de la financiación y la respuesta a las aspiraciones independentistas catalanas.
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