En un giro inesperado en la política española, el presidente Pedro Sánchez ha dado un paso decisivo desde Nueva York para tratar de salvar la senda de déficit, retirándola y abriendo una nueva negociación con Junts. Tras un fin de semana tenso, donde la posibilidad de un colapso en las negociaciones presupuestarias parecía inminente, el Gobierno español ha optado por intentar un último esfuerzo para llegar a un acuerdo. La reunión en Suiza entre el PSOE y Junts no tuvo buenos resultados, dejando entrever una larga lista de incumplimientos por parte del Gobierno, según Junts, y complicando las posibilidades de mantener la estabilidad. Sin embargo, el lunes, Sánchez dio instrucciones claras a su equipo para explorar nuevas vías, posibilitando que se retire la senda de déficit y se reabriesen comisiones de investigación detenidas, entre otras medidas, para demostrar su voluntad de compromiso.
El Ejecutivo no se detuvo ahí. Además de los gestos políticos, como el desbloqueo de las comisiones de investigación y el impulso para el uso del catalán en el Parlamento Europeo, la estrategia también incluyó la postura firme en la aplicación de la amnistía, un tema central para Junts. La Abogacía del Estado movió ficha al recusar a un magistrado del Tribunal Constitucional, reflejando una intención de posicionamiento favorable a estas peticiones. Los movimientos fueron recibidos positivamente por Junts, lo que abrió una esperanza para resolver el tema antes del inminente voto sobre la senda de déficit. No obstante, el Gobierno es consciente de que el tiempo es limitado y María Jesús Montero, ministra de Hacienda, tiene una tarea urgente y difícil por delante: encontrar una solución viable que permita aprobar la nueva senda de déficit sin provocar recortes significativos. Mientras tanto, Sánchez sigue apostando por una legislatura larga, mostrando su capacidad para negociar hasta el último momento.
Leer noticia completa en El Pais.