Durante una audiencia con el Papa en Roma, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, instó a la comunidad internacional a dejar de exportar armas a Israel. La exhortación surge en medio de las críticas hacia Israel por «contravenir el derecho internacional» con su aparente invasión del Líbano. Este llamado, sin embargo, contrasta con la reciente conducta del propio gobierno español, que ha mantenido un flujo continuo de importaciones de material militar israelí alcanzando los 11.000 millones de euros durante 2024. A pesar de las declaraciones públicas del ejecutivo sobre no exportar armamento a Israel desde el pasado 7 de octubre, las licitaciones para el mantenimiento de equipos israelíes se mantienen vigentes, reflejando una incoherencia política que ha sido objeto de críticas en el contexto europeo, especialmente frente a decisiones como la de Irlanda de cesar su compra de material militar israelí.
Además, Sánchez condenó los recientes ataques del ejército israelí contra la misión de la ONU en el Líbano (UNIFIL), calificándolos como una violación del derecho internacional. Este posicionamiento forma parte de sus esfuerzos por abogar por la paz en Oriente Medio mientras se dirige hacia Chipre para la cumbre de países mediterráneos. Sin embargo, su postura es vista críticamente por su aparente falta de coherencia al mantener relaciones estrechas con Marruecos respecto al Sáhara Occidental. La posición española se enfrenta a presiones internas del socio de coalición, Sumar, que pide romper relaciones diplomáticas y comerciales con Israel e imponer un embargo total a la importación de armamento israelí, reflejando tensiones internas en la política exterior del país.
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