En un intento por mitigar la resistencia de sus socios de coalición, el presidente ha presentado el incremento del gasto en Defensa como una oportunidad invaluable para dinamizar la industria nacional. Esta estrategia, según el mandatario, no solo contribuiría a fortalecer la seguridad del país, sino que también impulsaría el desarrollo tecnológico y la creación de empleo en el sector. Durante su intervención, el presidente destacó que el aumento en el presupuesto de Defensa podría posicionar a España como un referente en la producción de equipos y servicios militares en Europa, resaltando la capacidad de las empresas españolas para competir a nivel global.
Esta perspectiva económica busca calmar las aguas dentro de su propio gobierno, donde algunos aliados han mostrado su desacuerdo frente a un gasto militar incrementado. Sin embargo, al enfocar el discurso en los beneficios industriales y económicos, el presidente espera suavizar las objeciones y obtener el respaldo necesario para avanzar con su propuesta. Además, esta medida pretende alinearse con las exigencias de la OTAN y otros organismos internacionales, que han instado a sus miembros a cumplir con el compromiso de destinar un porcentaje del PIB a la defensa. La estrategia del presidente se centra en la narrativa de que la inversión en Defensa no solo es una cuestión de seguridad, sino también una inversión estratégica en el futuro económico e industrial del país.
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