En el contexto de las recientes declaraciones de Víctor de Aldama, considerado el cabecilla de la trama Koldo, el presidente del Gobierno español y líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha desestimado la credibilidad de las confesiones realizadas por el acusado, quien se encuentra en prisión preventiva. En el Congreso de los Diputados, Sánchez defendió la integridad de su gobierno, afirmando que cualquier indicio de corrupción sería erradicado de inmediato. En este sentido, la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, también negó rotundamente las acusaciones de Aldama, describiéndolas como parte de su estrategia judicial para defenderse y asegurando que se demostrarán falsas en el futuro.
Por su parte, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha aprovechado la controversia para atacar al gobierno de Sánchez, exigiendo su dimisión y sugiriendo la posibilidad de una moción de censura. Feijóo aseveró que las recientes revelaciones en la Audiencia Nacional, a su parecer, demostraban una corrupción latente en el Ejecutivo, haciendo un llamado a los socios del gobierno, como Junts y PNV, para considerar un cambio de rumbo político en España. La situación ha intensificado el clima político en el país, reflejando un momento de tensión y acusaciones cruzadas entre las principales fuerzas políticas en el Parlamento.
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