Las principales familias políticas de Europa, los populares, socialdemócratas y liberales, han conseguido llegar a un acuerdo que permitirá a Teresa Ribera asumir el cargo de vicepresidenta de la Comisión Europea y ser comisaria de Transición Limpia y Competitiva. Este pacto, alcanzado tras una semana de vetos cruzados y negociaciones intensas, también incluye la aprobación de los candidatos presentados por los gobiernos de Italia y Hungría, liderados por Giorgia Meloni y Viktor Orban respectivamente. A pesar de las presiones dentro del Partido Popular Europeo, que buscaban bloquear este nombramiento, el compromiso ha sido ratificado tras largas reuniones, destacando el énfasis en que Ribera debería dimitir si se enfrenta a procesos legales relacionados con su gestión de la DANA.
El acuerdo, que aún debe ser presentado a cada grupo político dentro del Parlamento Europeo, incluye cambios significativos en las competencias del comisario húngaro, despojándolo de áreas como los derechos reproductivos y la gestión de crisis. Además, hubo una insistencia notable por parte del PPE en incluir en la carta de recomendación de Ribera una cláusula sobre una posible dimisión si enfrentara cargos legales. A pesar de las diferencias, el texto acordado adopta un enfoque lo suficientemente amplio para acomodar las visiones de las tres coaliciones, priorizando la transición ecológica y digital de Europa. El voto del colegio de comisarios está previsto para el 27 de noviembre, con la esperanza de que el nuevo ejecutivo europeo pueda comenzar su trabajo en diciembre bajo la presidencia de Ursula Von der Leyen.
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