Sanae Takaichi se ha convertido en la primera mujer en liderar el Gobierno japonés tras ser elegida primera ministra por la Cámara baja de la Dieta. Representante del Partido Liberal Democrático (PLD), de línea ultraconservadora, Takaichi sucede a Shigeru Ishiba, quien dejó el cargo tras un breve liderazgo marcado por derrotas electorales. Su llegada marca un hito simbólico en una sociedad donde la brecha de género es notoria, especialmente en política y negocios. A pesar de ser vista como una «dama de hierro» a la usanza de Margaret Thatcher, Takaichi no parece inclinarse hacia políticas feministas, aunque promete elevar la participación femenina en la política.
El ascenso de Takaichi se facilitó por un acuerdo con el Partido de la Innovación (Ishin) después de que la tradicional coalición con Komeito se rompiera. Con un background político desde los años noventa, Takaichi enfrenta desafíos internos y externos, desde la inflación y baja natalidad hasta tensiones comerciales con Estados Unidos. Además, busca revisar la constitución pacifista, lo que subraya su postura nacionalista. Su política está influenciada por el difunto primer ministro Shinzo Abe, cuyas estrategias económicas promete continuar. Pese al escepticismo, su nombramiento representa un punto de inflexión en la lucha por la equidad de género en Japón.
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