El devastador incendio que arrasó San Vicente de Leira, en Vilamartín de Valdeorras, ha dejado a la aldea sumida en la ruina, con el 90% de sus viviendas y recuerdos perdidos. Tras la tragedia, una concentración celebrada el pasado domingo reunió a entre 200 y 300 personas, quienes brindaron su apoyo a los vecinos. Rosana, una de las organizadoras, expresó su agradecimiento por la solidaridad recibida, pero también enfatizó la necesidad de ayuda de las administraciones para ayudar a la comunidad a renacer. Las demandas se centran en la construcción de infraestructuras adecuadas que evitarían futuras tragedias.
Aunque algunas viviendas32 han sobrevivido, muchas han quedado dañadas, y los residentes permanentes aún carecen de luz y agua potable, subsistiendo gracias a generadores temporales. Los puntos esenciales del pueblo, como la iglesia y el salón social, se mantienen en pie, ofreciendo a los habitantes un rayo de esperanza. Rosana destaca que, aunque la catástrofe ha golpeado a San Vicente, «el dolor es de muchas personas», y hace un llamado a las administraciones para que actúen de manera conjunta en la recuperación de la comunidad y las zonas aledañas afectadas por los incendios.
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