El tráfico de combustibles en México ha evolucionado de la perforación de ductos a complejas operaciones en oficinas y despachos, como lo indica la reciente detención de 14 personas, incluyendo dos altos miembros de la Marina, involucrados en una red de crimen organizado. Esta red logró desviar millones de litros de diésel a través de sobornos y documentos falsificados. El fenómeno del huachicol, ahora ligado a la corrupción en altos niveles de la administración, refleja un problema profundo en el sector energético del país, evidenciado por transacciones ilegales que suman entre 12,000 y 25,000 millones de dólares.
Durante el programa «Al habla… con Warkentin», el investigador Samuel León destacó que gran parte del consumo energético en México depende del mercado negro. Enfatizó que el uso de aduanas militarizadas no ha logrado frenar el creciente flujo de combustibles ilícitos, conocido como huachicol fiscal. La discusión abordó los orígenes y métodos de esta actividad ilícita, sugiriendo que las operaciones, lejos de disminuir, se han sofisticado y multiplicado, involucrando a personas clave dentro de las fuerzas armadas. Este fenómeno ocupa un lugar prominente en los titulares, subrayando la necesidad de medidas urgentes para enfrentar la corrupción.
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