Samsung Electronics se prepara para realizar una inversión sin precedentes en el mercado de semiconductores en Estados Unidos, elevando su compromiso a más de 50 mil millones de dólares. Este movimiento, impulsado por contratos estratégicos con gigantes tecnológicos como Tesla y Apple, coincide con el próximo lanzamiento de su planta en Taylor, Texas, que está programado para finales de octubre de 2025.
De acuerdo con un informe del medio surcoreano Sedaily, la inversión representa un incremento significativo respecto a los 37 mil millones de dólares comprometidos en 2024. Este cambio de rumbo está siendo impulsado por el apoyo renovado del gobierno estadounidense, bajo el mandato de Trump, para fomentar la producción local de semiconductores avanzados y disminuir la dependencia de Asia. Esta iniciativa forma parte del CHIPS and Science Act, una medida que busca reforzar la industria nacional frente a retos económicos y geopolíticos.
El enfoque principal de esta expansión se centra en el desarrollo de tecnologías de producción de 2 nanómetros y el establecimiento de una planta de empaquetado avanzado de chips. Estas inversiones están diseñadas para mejorar la competitividad de Samsung contra TSMC, su principal rival en el sector, y ofrecen a las empresas tecnológicas estadounidenses una opción de fabricación interna más robusta.
La planta de Taylor será un elemento crucial en este desarrollo. Pese a los retrasos causados por la fluctuante demanda del mercado, está prevista para empezar operaciones en 2025, beneficiándose de acuerdos ya confirmados con importantes clientes.
Los contratos con Tesla y Apple juegan un papel fundamental en esta estrategia. Samsung producirá los futuros chips de inteligencia artificial AI6 de Tesla, optimizados para aplicaciones de conducción autónoma, y fabricará sensores de imagen para Apple en Texas, ampliando una relación previamente enfocada en memorias y pantallas.
La ambiciosa expansión no solo posiciona a Samsung como el segundo mayor fabricante de chips en Estados Unidos, detrás de TSMC, sino que también complementa la política estadounidense de fortalecimiento de la cadena de suministro local, un aspecto vital ante las tensiones con China y la creciente demanda de chips avanzados.
Además de las implicaciones económicas, la inversión promete un impacto significativo en el empleo y la innovación tecnológica. Se espera la creación de miles de empleos en Texas, potenciando el ecosistema local de ingeniería y manufactura, y acortando los ciclos de desarrollo de nuevos productos.
Con el lanzamiento inminente de la planta de Taylor y el respaldo de alianzas con líderes del sector tecnológico, Samsung refuerza su posición como un actor principal en la carrera global por el liderazgo en semiconductores de última generación.
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