En el universo literario de «Pan de Jengibre» de Helen Oyeyemi, el cuento clásico de Hansel y Gretel se transforma en una exploración profunda del deseo y la búsqueda. Esta obra narra la historia de Harriet Lee y su hija Perdita en la tierra imaginaria de Druhástrana, donde un pastel de jengibre con propiedades mágicas desvela enigmas del pasado. La novela se estructura como capas de un bizcocho, cada una impregnada de realismo mágico y temas como la maternidad, la identidad y la memoria. Oyeyemi utiliza una narrativa en la que el lector debe descifrar significados ocultos, convirtiendo el acto de leer en una travesía de descubrimiento personal. La simbología del pan de jengibre refuerza la herencia cultural y el vínculo entre madre e hija, enriquecida con ironía y ambigüedad.
Por otro lado, «La Emperatriz de los Helados» de Anthony Capella profundiza en el poder y seducción a través de la gastronomía en la corte del siglo XVII. Narrando la llegada de Louise de Kéroualle y su cocinero italiano, el libro introduce una doble trama de amor y deseo, ambas reflejadas en la creación culinaria de helados. La obra posiciona a estos manjares como el centro de estrategia política y emocional, uniendo a los personajes bajo un relato donde la comida simboliza más que un placer: representa influencia y aspiraciones personales. En contraste, «Cena para Seis» de Lu Min dibuja un retrato íntimo de vidas comunes en el contexto de la sociedad china. Sin embargo, donde las recetas culinarias pasan a un segundo plano, el enfoque recae sobre la lucha por el progreso económico y el significado del éxito en un entorno desafiante.
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