El verano puede dejar una agradable sensación de descanso y bienestar, pero también es crucial mantener ciertos cuidados faciales para que nuestra piel refleje esa huella positiva de relax. Las expertas en dermatología insisten en que, además de la imprescindible fotoprotección, hay cuatro cuidados esenciales que no debemos descuidar. Estos incluyen una limpieza adecuada, hidratación profunda, protección antioxidante y un régimen específico para nuestro tipo de piel. Ignorar estos pasos podría resultar en daños a largo plazo, como el envejecimiento prematuro o manchas solares, lo cual subraya la importancia de una rutina consistente.
A pesar de las advertencias, muchas personas todavía no implementan estos cuidados correctamente, lo cual preocupa a los especialistas. La limpieza facial debe ser un ritual diario, especialmente tras la exposición al sol y al sudor, para eliminar impurezas y prevenir problemas cutáneos. La hidratación, por otro lado, es crucial tanto por dentro como por fuera, bebiendo suficiente agua y utilizando cremas que se ajusten a las necesidades de nuestra piel. El uso de antioxidantes ayuda a combatir el daño de los radicales libres generado por la radiación solar, mientras que adaptar el régimen facial según nuestro tipo de piel garantiza una protección más efectiva y personalizada.
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