Ucrania ha informado al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, está siendo operada bajo la supervisión directa de un comandante ruso desde que las fuerzas del país euroasiático tomaron control del emplazamiento la semana pasada. Esto implica que cualquier acción del personal directivo de la planta, incluidas las medidas relacionadas con la operación técnica de los seis reactores, requiere ahora la aprobación del comandante ruso presente.
El director general del OIEA, Rafael Mariano Grossi, mostró una profunda preocupación por este hecho. Señaló que dicha situación infringe uno de los pilares fundamentales de la seguridad nuclear, que establece que el personal de operación debe ser capaz de realizar sus funciones sin presiones injustificadas.
Ucrania también notificó que las fuerzas rusas desconectaron algunas redes móviles e internet en la central nuclear de Zaporiyia, lo que dificulta obtener información confiable desde el sitio a través de los canales normales de comunicación. El regulador nuclear ucraniano reporta importantes problemas de comunicación con el personal operativo, aunque las comunicaciones telefónicas móviles, si bien de mala calidad, siguen siendo posibles.
Grossi expresó gran preocupación por estas situaciones, indicando que varios de los elementos esenciales para la seguridad nuclear ya han sido comprometidos. Subrayó la necesidad de que tanto el personal directivo como el operativo puedan realizar sus tareas vitales sin interferencias externas y de mantener comunicaciones fiables entre el regulador y la central.
Pese a los problemas de comunicación, el regulador ha podido proporcionar información actualizada sobre el estado operacional de la central nuclear de Zaporiyia y confirmar que los niveles de radiación permanecen normales. De los seis reactores, uno está en mantenimiento programado, otro en estado de parada fría, uno más enfriándose para pasar a reserva fría y los otros tres funcionando en diferentes capacidades. En total, ocho de los quince reactores de Ucrania están en operación, incluidos dos en Zaporiyia.
El regulador también informó que los equipos operativos de la central están trabajando en tres turnos rotativos, pero enfrentan problemas de disponibilidad de alimentos, medicamentos y piezas de repuesto, lo cual afecta negativamente la moral del personal.
En cuanto a la central nuclear de Chernóbil, el regulador indicó dificultades para comunicarse con su personal, siendo posible únicamente mediante correos electrónicos. Las fuerzas rusas también han tomado el control de este sitio histórico, donde ocurrió el catastrófico accidente de 1986. Desde el 23 de febrero, más de 200 técnicos y guardias en Chernóbil no han podido rotar sus turnos de trabajo.
Grossi ha insistido en permitir que el personal de Chernóbil pueda trabajar de forma rotativa para garantizar la seguridad. Asimismo, ha manifestado su disposición a viajar a Chernóbil o a otro lugar para buscar el compromiso de las partes en conflicto con la seguridad de las centrales nucleares en Ucrania.
Además, se ha perdido la comunicación con todas las empresas e instituciones de Mariupol que utilizan fuentes de radiación, lo cual es motivo de seria preocupación debido a los posibles daños que podría causar el material radiactivo. Una instalación de investigación nuclear en Járkov, destinada a la producción de radioisótopos para aplicaciones médicas e industriales, ha sido dañada por bombardeos, aunque sin causar aumentos en los niveles de radiación.
Grossi subrayó la urgencia de tomar medidas para evitar un accidente nuclear en Ucrania, que podría tener graves consecuencias para la salud pública y el medio ambiente. Reiteró la importancia de los siete pilares esenciales de seguridad nuclear durante la reciente reunión de la Junta de Gobernadores del OIEA.