Rusia intensificó sus acciones militares contra Ucrania al lanzar 160 drones en una noche llena de ataques repartidos a lo largo de todo el frente, dejando un saldo de nueve civiles ucranianos muertos. En la región de Donetsk, Pokrovsk se convirtió en un objetivo principal, con 34 ataques rusos contra sus defensas, mientras que en la región de Kursk en Rusia, también se registraron 29 asaltos, con la intención de expulsar a las tropas ucranianas. Las defensas antiaéreas ucranianas lograron interceptar 87 drones kamikaze, aunque no pudieron evitar daños en Odesa, Kiev, Poltava y Járkov. El clima de incertidumbre se acrecentó por rumores sobre un posible cese en la ayuda militar estadounidense, aunque declaraciones contradictorias por parte de funcionarios ucranianos han dejado la situación en el aire.
Mientras tanto, desde Estados Unidos, las declaraciones del líder de la mayoría republicana, Mike Johnson, apuntan hacia una falta de interés en aprobar nuevas leyes de apoyo militar a Ucrania, alineándose con el mensaje del expresidente Donald Trump sobre la urgencia de finalizar la guerra. En un foro político conservador, el vicepresidente J.D. Vance planteó la importancia del diálogo con Rusia como una vía para alcanzar la paz, ensalzando la capacidad negociadora de Trump. Sin embargo, estas posturas han puesto presión sobre el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, quien ha sido llamado a moderar su tono hacia la administración estadounidense si desea mantener el flujo de apoyo. La situación deja en vilo la continuidad de la política de ayuda hacia Ucrania en medio de este conflicto prolongado.
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