En un dramático incremento de las hostilidades, Rusia ha lanzado un ataque masivo contra la infraestructura energética de Ucrania, con la intención de dejar al país en la oscuridad durante las festividades navideñas. El ataque comenzó con el lanzamiento de drones durante la Nochebuena y continuó en la mañana del 25 de diciembre con misiles balísticos y de crucero, surcando el cielo helado del país. Este último ataque marca la decimotercera ofensiva del año en la que Moscú arremete contra el sistema energético ucraniano, complicando la celebración navideña que Ucrania ahora observa el 25 de diciembre, en lugar de la fecha tradicional del cristianismo ortodoxo ruso. En respuesta a la ofensiva, el Ministerio de Defensa de Ucrania utilizó las redes sociales para denunciar la falta de respeto por la festividad. Ciudades como Járkov, Dnipró y Kremenchuk figuran entre las más afectadas, reportando heridos y daños materiales significativos.
Como consecuencia, Ucrania enfrenta una crisis energética aguda, con Ukrenergo, el operador de transmisión eléctrica, imponiendo cortes de emergencia en varias regiones para manejar el daño. DTEK, la principal empresa privada de energía del país, confirmó «graves daños» en sus infraestructuras. En preparación para el ataque coordinado, las Fuerzas Aéreas ucranianas detectaron despliegues rusos de aviones TU-95MS y fragatas lanzamisiles en el mar Negro. Durante el curso del ataque, un misil cruzó el espacio aéreo de Rumania y Moldavia, lo que provocó que Polonia, preocupada por la posibilidad de que los proyectiles ingresaran en su territorio, activara una respuesta militar. Desde la primavera de 2024, los repetidos ataques rusos han debilitado casi la mitad de la capacidad de generación energética de Ucrania, obligando al país a enfrentar apagones prolongados y desafiando la resiliencia de su población frente a un invierno severo.
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