Las autoridades rusas han declarado el estado de emergencia en Crimea debido a un vertido de fuel en el estrecho de Kerch, que comenzó hace dos semanas tras la colisión de los petroleros Volgoneft 212 y Volgoneft 239. Este incidente, que ha resultado en aproximadamente tres toneladas de combustible derramadas en el mar y el resto goteando desde las cisternas hundidas, ha causado preocupación por su impacto medioambiental. Las condiciones meteorológicas adversas han complicado los esfuerzos para contener la mancha de combustible, que se extiende por un área de 55 kilómetros de diámetro. El gobernador de la región, Sergei Aksenov, ha ordenado a las administraciones locales organizar patrullas para identificar las áreas afectadas.
La Agencia Federal de Transporte Marítimo de Rusia y la Sociedad Geográfica Rusa han subrayado la gravedad del desastre, catalogándolo como una amenaza significativa para el medio ambiente. El presidente Vladimir Putin ha reconocido la urgencia de la situación, mientras el jefe del Ministerio de Situaciones de Emergencia, Alexander Kurenkov, ha advertido sobre posibles nuevas fugas de fuel. Ha instado a reforzar las operaciones de vigilancia para prevenir mayores emisiones contaminantes en la costa del mar Negro. Estos acontecimientos reflejan un desafío significativo para las autoridades rusas en sus esfuerzos por mitigar el daño ecológico y prevenir futuras catástrofes en la región.
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