Las autoridades se enfrentan a un desafío logístico y de seguridad sin precedentes con motivo del funeral de Francisco, evento que congregará a líderes mundiales, dignatarios y miles de personas en un mismo lugar. El plan de seguridad incluye medidas extraordinarias para garantizar la protección de los asistentes, con un aumento considerable de efectivos de seguridad y la implementación de tecnologías avanzadas de vigilancia. Las calles por donde se espera que pase el cortejo fúnebre estarán sujetas a estrictos controles, y se prevé que varias arterias principales sean cerradas temporalmente al tráfico para facilitar el desplazamiento de las delegaciones internacionales.
El operativo también contempla soluciones logísticas complejas para acomodar a las multitudes esperadas, con refuerzos en el transporte público y el diseño de rutas especiales para los servicios de emergencia. A las preocupaciones habituales de coordinación se añaden aspectos como la gestión de posibles manifestaciones y el control de accesos para evitar incidentes indeseados. Todo esto se enmarca en un contexto de atención mediática global, que exige a las autoridades un enfoque meticuloso para asegurar que el evento se lleve a cabo de manera ordenada y segura, sin dejar espacio para improvisaciones en un momento de alta sensibilidad y repercusión internacional.
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