En un contexto de creciente tensión sobre la política migratoria de la Administración Trump, agentes federales han sido avistados operando de manera encubierta en varias ciudades de Estados Unidos, particularmente en Los Ángeles, donde su presencia ha generado protestas. Estos funcionarios, en muchos casos no identificados y con el rostro cubierto, han sido objeto de demandas ciudadanas y aclaraciones por parte de las autoridades. Un incidente reciente fuera del estadio de los Dodgers ilustró esta problemática, ya que manifestantes exigieron la retirada de los agentes, quienes posteriormente fueron identificados como miembros de la Aduana y Protección Fronteriza, no de ICE. La confusión sobre la identidad de estos agentes resalta el complejo entramado de organizaciones que trabajan en asuntos migratorios, incluyendo ICE, ERO y HSI, todas ellas involucradas en la detención y deportación de inmigrantes indocumentados.
La movilización de la Guardia Nacional y los infantes de marina ha incrementado la fricción entre el gobierno federal y las autoridades locales. A pesar del fallo a favor del gobierno de Trump por parte del Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, la presencia militar en Los Ángeles sigue siendo un punto de controversia. El gobernador de California, Gavin Newsom, ha expresado su rechazo a la intervención federal, mientras que el Comando Norte de Estados Unidos ha asegurado que los marines tienen un rol limitado, enfocado únicamente en la defensa de propiedades federales. Este despliegue ha sido interpretado como una medida para reforzar el control en respuesta a las manifestaciones contra las políticas de inmigración, un movimiento que ha sido recibido con resistencia por parte del estado y su población.
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