En una tarde marcada por la emocional entrega del torero peruano, la faena con un notable toro de Victoriano del Río fue contundente, aunque con incidencias a su favor. El público, entregado, y una presidencia que mostró benevolencia, presenciaron cómo el torero lograba desorejar al ejemplar en una actuación que combinó técnica y suerte. Sin embargo, el éxito no pudo repetirse con el sexto toro de la tarde, a pesar de su buena calidad, debido al mal uso de la espada, lo cual dejó al peruano sin la oportunidad de consolidar un doble triunfo.
Por su parte, el matador español Miguel Ángel Perera se vio sometido a un tratamiento distinto por parte del jurado, en una faena que también mereció reconocimiento del público. Aunque no recibió el mismo favor, obtuvo una vuelta al ruedo que reflejó su entrega y habilidad en el ruedo. La jornada fue un claro ejemplo de cómo las decisiones de la presidencia pueden influir en la percepción del espectáculo taurino, dejando una tarde de contrastes entre el favor popular y las actuaciones técnicas en la plaza.
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