El Museo del Louvre, reconocido como el más visitado del mundo, fue escenario de un audaz robo el pasado 19 de octubre, cuando un grupo de ladrones sustrajo ocho joyas de la Corona de Francia, valoradas en 88 millones de euros. La acción, que se llevó a cabo en apenas ocho minutos, fue ejecutada con precisión: los delincuentes utilizaron un camión robado como montacargas para acceder al museo, y disfrazados de trabajadores, lograron cortar el cristal de una ventana e ingresar a la galería de Apolo. A pesar del asalto exitoso, la policía francesa ha arrestado a siete personas relacionadas con el incidente, aunque las joyas siguen desaparecidas.
La Fiscalía de París informó sobre las últimas detenciones, que incluyen a cinco individuos sospechosos y a dos hombres arrestados el mismo día del robo, uno de los cuales intentaba huir a Argelia. Los investigadores han encontrado ADN vinculado a los detenidos en la escena del crimen. Aunque algunos han admitido parcialmente su participación, el paradero de las joyas permanece desconocido y la fiscal afirma que son «invendibles», dada su notoriedad. La investigación sigue activa, con un equipo especial trabajando para desmantelar la posible red criminal detrás de este audaz hurto.
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