En su décimo año como Capitán General de las Fuerzas Armadas, Felipe VI presidió la ceremonia castrense más solemne, reafirmando su compromiso con la defensa y el bienestar del país. Durante el evento, que ha ganado una relevancia significativa a lo largo de la última década, el monarca enfatizó la importancia de la unidad y colaboración entre las distintas ramas de las Fuerzas Armadas, al tiempo que destacó su valiosa contribución a la paz y estabilidad tanto a nivel nacional como internacional. Su discurso se centró en los desafíos contemporáneos que enfrentan las fuerzas de seguridad, subrayando la necesidad de adaptarse a las nuevas tecnologías y amenazas globales, mientras mantienen los valores y tradiciones que sustentan su prestigio.
El evento, que contó con la presencia de altos mandos militares y representantes del Gobierno, sirvió también como una oportunidad para rendir homenaje a los caídos en servicio. Felipe VI elogió el sacrificio y dedicación de todos los miembros de las Fuerzas Armadas, recordando a los presentes que su labor no solo protege las fronteras del país, sino que también proyecta la imagen de una España comprometida con los ideales de paz y cooperación internacional. Esta ceremonia anual no solo es un acto protocolario, sino que también se ha convertido en un símbolo del compromiso del Rey con aquellos que velan por la seguridad y la soberanía nacional.
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