La ministra de Defensa ha declarado que no puede opinar sobre una conversación privada ocurrida hace muchos años, de la cual desconoce el tono. Estas declaraciones se producen en medio de un clima político tenso, donde la transparencia y la rendición de cuentas están en el centro del debate público. Durante una rueda de prensa, se le cuestionó sobre su posible conocimiento de dicho encuentro, a lo que respondió subrayando su ignorancia sobre el contexto exacto de los hechos discutidos.
A pesar de las especulaciones en torno a su gestión, la ministra afirma sentirse «estupendamente». Sus palabras parecen buscar calmar los ánimos y desviar la atención de las críticas recibidas por la supuesta falta de claridad en su papel en el asunto. Este episodio se suma a una serie de desafíos que enfrenta el Gobierno mientras intenta mantener la confianza del público en sus instituciones.
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